Que son las Religiones

Religión
Definición: Una forma de adoración. Incluye un sistema de actitudes, creencias y prácticas religiosas; estas pudieran ser personales, o sustentadas por alguna organización. Por lo general la religión implica creencia en Dios o en varios dioses; o trata a humanos, objetos, deseos o fuerzas como objeto de adoración. Gran parte de lo religioso se basa en el estudio que los seres humanos han hecho de la naturaleza; hay también religión revelada. Hay religión verdadera y religión falsa.
¿Por qué hay tantas religiones?
Cálculos recientes revelan que hay 10 religiones principales y unas 10.000 sectas. De estas, en África hay unas 6.000, en los Estados Unidos 1.200, y centenares en otros países.
Muchos factores han contribuido al desarrollo de nuevos grupos religiosos. Hay quienes han dicho que todas las religiones con su diversidad representan diferentes maneras de presentar la verdad religiosa. Pero en vez de eso, una comparación de sus enseñanzas y prácticas con la Biblia indica que la diversidad de religiones se debe a que la gente se ha hecho seguidora de hombres en vez de escuchar a Dios. Es digno de notar que, en gran parte, las enseñanzas que estas religiones tienen en común, pero que difieren de la enseñanza bíblica, tuvieron su origen en la antigua Babilonia. (Sírvase ver las páginas 53, 54 en la sección “Babilonia la Grande”.)
¿Quién es el instigador de tal confusión religiosa? La Biblia identifica a Satanás el Diablo como “el dios de este sistema de cosas” (2 Cor. 4:4). Nos advierte que “las cosas que las naciones sacrifican, a demonios las sacrifican, y no a Dios” (1 Cor. 10:20). ¡Cuán vitalmente importante es, entonces, que nos aseguremos de que realmente estamos adorando al Dios verdadero, el Creador del cielo y de la Tierra, y de que nuestra adoración le agrade!
¿Son aceptables a Dios todas las religiones?
Jue. 10:6, 7: “Los hijos de Israel de nuevo procedieron a hacer lo que era malo a los ojos de Jehová, y empezaron a servir a los Baales y a las imágenes de Astoret y a los dioses de Siria y a los dioses de Sidón y a los dioses de Moab y a los dioses de los hijos de Amón y a los dioses de los filisteos. De modo que dejaron a Jehová y no le sirvieron. Ante esto se encendió la cólera de Jehová contra Israel.” (Si alguien adora cualquier otra cosa o a cualquier otra persona en vez de al Dios verdadero, el Creador del cielo y de la Tierra, es patente que la forma de adoración de esa persona no le es acepta a Jehová.)
Mar. 7:6, 7: “Él [Jesús] les dijo [a los fariseos y escribas judíos]: ‘Aptamente profetizó Isaías acerca de ustedes, hipócritas, como está escrito: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy alejado de mí. Es en vano que me siguen adorando, porque enseñan como doctrinas mandatos de hombres.”’” (Sin importar a quién afirmeadorar un grupo, si se apega a doctrinas de hombres más bien que a la Palabra inspirada de Dios, su adoración es en vano.)
Rom. 10:2, 3: “Les doy testimonio de que tienen celo por Dios; mas no conforme a conocimiento exacto; pues, a causa de ignorar la justicia de Dios pero de procurar establecer la suya propia, no se sujetaron a la justicia de Dios.” (Puede que haya personas que tengan la Palabra escrita de Dios, pero que carezcan de conocimiento exacto de lo que esa Palabra contiene, porque no se les ha enseñado correctamente. Quizás piensen que tienen mucho celo por Dios, pero tal vez no estén haciendo lo que Él requiere. La adoración de ellas no va a agradar a Dios, ¿verdad?)
¿Es cierto que hay algo bueno en todas las religiones?
La mayor parte de las religiones enseñan que no se debe mentir ni robar, y así por el estilo. Pero ¿basta con eso? ¿Bebería usted gustosamente un vaso de agua envenenada solo porque alguien le asegurara que la mayor parte de lo que está bebiendo es agua?
2 Cor. 11:14, 15: “Satanás mismo sigue transformándose en ángel de luz. No es, por lo tanto, gran cosa si sus ministros también siguen transformándose en ministros de justicia.” (Aquí se nos advierte que no todo lo que se origina de Satanás quizás parezca detestable. Entre los métodos principales que ha usado para engañar a la humanidad han estado religiones falsas de toda clase, a algunas de las cuales él da la apariencia de justas.)
2 Tim. 3:2, 5: “Teniendo [los hombres mencionados en el versículo 2] una forma de devoción piadosa mas resultando falsos a su poder; y de éstos apártate.” (Prescindiendo de las manifestaciones externas de que aman a Dios, si las personas con quienes uno adora no ponen en práctica sinceramente la Palabra de Dios en su propia vida, la Biblia insta a uno a cortar tal asociación.)
¿Es correcto abandonar la religión de nuestros padres?
Si lo que nuestros padres nos han enseñado procede en verdad de la Biblia, debemos apegarnos a ello. Hasta si llegamos a aprender que sus prácticas y creencias religiosas no están en armonía con la Palabra de Dios, nuestros padres merecen nuestro respeto. Pero ¿qué hay si uno llegara a saber que cierto hábito que tuvieran los padres de uno fuera perjudicial a la salud y pudiera acortar la vida? ¿Los imitaría uno, y animaría a sus hijos a hacer lo mismo, o comunicaría respetuosamente a ellos lo que hubiera aprendido? De igual manera, el conocimiento de la verdad bíblica impone a uno cierta responsabilidad. Si es posible, debemos compartir con los miembros de nuestra familia lo que hayamos aprendido. Tenemos que tomar una decisión: ¿Amamos realmente a Dios? ¿Queremos realmente obedecer al Hijo de Dios? El demostrar eso tal vez exija que abandonemos la religión de nuestros padres para abrazar la adoración verdadera. Ciertamente no sería propio permitir que la devoción a nuestros padres fuera mayor que nuestro amor a Dios y Cristo, ¿no es cierto? Jesús dijo: “El que le tiene mayor cariño a padre o a madre que a mí no es digno de mí; y el que le tiene mayor cariño a hijo o a hija que a mí no es digno de mí”. (Mat. 10:37.)
Jos. 24:14: “Ahora teman a Jehová y sírvanle exentos de tacha y en verdad, y quiten los dioses que sus antepasados sirvieron al otro lado del Río y en Egipto, y sirvan a Jehová.” (Aquello significaba dejar la religión de sus antepasados, ¿no es cierto? Para servir a Jehová de manera aceptable, tenían que deshacerse de toda imagen que se hubiera usado en aquella religión, y limpiar su corazón de todo deseo de aquellas cosas.)
1 Ped. 1:18, 19: “Ustedes saben que no fue con cosas corruptibles, con plata u oro, que fueron librados de su forma de conducta infructuosa recibida por tradición de sus antepasados. Empero, fue con sangre preciosa, como la de un cordero sin tacha e inmaculado, sí, la de Cristo.” (Así que los cristianos primitivos se apartaron de aquellas tradiciones de sus antepasados, tradiciones que nunca les darían vida eterna. Su agradecimiento por el sacrificio de Cristo hizo que estuvieran anuentes a deshacerse de cualquier cosa que hiciera de su vida una vida infructuosa, carente de verdadero significado, como resultado de no honrar a Dios. ¿No deberíamos tener la misma actitud nosotros?)
¿Cuál es el punto de vista bíblico acerca de la unión de fes?
¿Cómo consideró Jesús a los líderes religiosos que aparentaban ser justos, pero que no respetaban a Dios? “Jesús les dijo: ‘Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían a mí, porque de Dios vine yo y estoy aquí. Ni he venido de mi propia iniciativa, no, sino que Aquél me envió. [...] Ustedes proceden de su padre el Diablo, y quieren hacer los deseos de su padre. Ese era homicida cuando principió, y no permaneció firme en la verdad, porque la verdad no está en él. Cuando habla la mentira, habla según su propia disposición, porque él es mentiroso y el padre de la mentira. Porque yo, por otra parte, digo la verdad, ustedes no me creen. [...] Por esto no escuchan ustedes, porque no proceden de Dios.’” (Juan 8:42-47.)
¿Mostraría lealtad a Dios y a sus justas normas el que sus siervos abrazaran en hermandad religiosa a los que practican lo que Dios condena, o aprobaran tácitamente dichas prácticas? “Cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que llamándose hermano sea fornicador, o avariento, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, ni siquiera comiendo con tal hombre. [...] Ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres, ni ladrones, ni avarientos, ni borrachos, ni injuriadores, ni los que practican extorsión heredarán el reino de Dios.” (1 Cor. 5:11; 6:9, 10.) “Cualquiera [...] que quiere ser amigo del mundo está constituyéndose enemigo de Dios.” (Sant. 4:4.) “Oh amadores de Jehová, odien lo que es malo. Él está guardando las almas de sus leales.” (Sal. 97:10.)
2 Cor. 6:14-17: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos. Porque ¿qué consorcio tienen la justicia y el desafuero? ¿O qué participación tiene la luz con la oscuridad? Además, ¿qué armonía hay entre Cristo y Belial? ¿O qué porción tiene una persona creyente con un incrédulo? ¿Y qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? [...] ‘“Por lo tanto sálganse de entre ellos, y sepárense,” dice Jehová, “y dejen de tocar la cosa inmunda”’; ‘“y yo los recibiré.”’”
Rev. 18:4, 5: “Oí otra voz procedente del cielo decir: ‘Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas. Porque sus pecados se han amontonado hasta llegar al cielo, y Dios ha recordado sus actos de injusticia.’” (Para detalles, véase, entre las secciones principales de este manual, “Babilonia la Grande”.)
¿Es necesario pertenecer a una religión organizada?
La mayoría de las organizaciones religiosas han producido mal fruto. Lo malo no es el hecho de que se organicen grupos. Pero muchos han promovido formas de adoración que se basan en enseñanzas falsas y que mayormente dan importancia a los ritos, en vez de proveer verdadera guía espiritual; han sido empleados incorrectamente, para controlar la vida de la gente con fines egoístas; han estado excesivamente ocupados en colectar dinero y en tener casas de adoración ornamentadas, en vez de dar atención a los valores espirituales; a menudo sus miembros tienden a la hipocresía. Es obvio que nadie que amara la justicia querría pertenecer a una organización de tal clase. Pero la religión verdadera está en contraste refrescante con todo eso. No obstante, para satisfacer los requisitos bíblicos, tiene que estar organizada.
Heb. 10:24, 25: “Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, no abandonando el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día va acercándose.” (Para cumplir este mandato bíblico, hay que celebrar reuniones cristianas a las cuales podamos asistir con regularidad. Tal arreglo nos anima a expresar amor a otros, en vez de interesarnos solo en nosotros.)
1 Cor. 1:10: “Ahora les exhorto, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que todos hablen de acuerdo, y que no haya divisiones entre ustedes, sino que estén aptamente unidos en la misma mente y en la misma forma de pensar.” (Tal unidad nunca se lograría si las personas no se reunieran, ni se beneficiaran del mismo programa de alimentación espiritual ni respetaran la agencia mediante la cual se proveyera dicha instrucción. Véase también Juan 17:20, 21.)
1 Ped. 2:17: “Ténganle amor a toda la asociación de hermanos.” (¿Abarca esto solo a los que tal vez se reúnan para adorar en cierto hogar particular? De ninguna manera; se trata de una hermandad internacional, como se muestra en Gálatas 2:8, 9 y 1 Corintios 16:19.)
Mat. 24:14: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Para que todas las naciones tengan la oportunidad de escuchar las buenas nuevas, la predicación tiene que efectuarse de manera ordenada, con superintendencia apropiada. El amor a Dios y a sus semejantes ha hecho que personas de toda la Tierra hayan aunado sus esfuerzos para efectuar esta obra.)

¿Es el amar a nuestro semejante lo que en realidad cuenta?
No cabe la menor duda de que tal amor es importante (Rom. 13:8-10). Pero el ser cristiano exige más que sencillamente ser bondadoso con nuestro prójimo. Jesús dijo que un rasgo sobresaliente que identificaría a sus verdaderos discípulos sería el amor que se tendrían unos a otros, que amarían a sus compañeros de creencia (Juan 13:35). La Biblia recalca la importancia de esto muchas veces (Gál. 6:10;1 Ped. 4:8; 1 Juan 3:14, 16, 17). Sin embargo, Jesús mostró que más importante aún es nuestro amor a Dios mismo, el cual se manifiesta mediante nuestra obediencia a sus mandamientos (Mat. 22:35-38; 1 Juan 5:3). Para mostrar dicho amor, tenemos que estudiar la Biblia y poner en práctica lo que ella dice, y reunirnos con otros siervos de Dios para adorar.
¿Es el tener una relación personal con Dios lo que realmente importa?
Por supuesto que tal relación es importante. El sencillamente asistir a los servicios religiosos de manera formalista no puede tomar el lugar de dicha relación. Pero tenemos que ejercer cuidado. ¿Por qué? En el primer siglo, había quienes creían que estaban en buena relación con Dios, pero Jesús mostró que estaban muy equivocados (Juan 8:41-44). El apóstol Pablo escribió acerca de ciertas personas que evidentemente eran celosas en su fe y que obviamente pensaban que estaban en buena relación con Dios, pero que no comprendían lo que realmente se requería para tener la aprobación de Dios. (Rom. 10:2-4.)
¿Podríamos nosotros estar en buena relación personal con Dios si tratáramos sus mandamientos como de poca importancia? Uno de estos es que nos reunamos con regularidad con nuestros compañeros de creencia. (Heb. 10:24, 25.)
¿Basta con que leamos personalmente la Biblia?
Es cierto que muchas personas pueden adquirir gran cantidad de conocimiento mediante leer la Biblia personalmente. Si su motivo es aprender la verdad acerca de Dios y Sus propósitos, lo que están haciendo es muy loable (Hech. 17:11). Pero, seamos honrados con nosotros mismos: ¿vamos a captar en verdad el significado pleno de todo ello sin ninguna ayuda? La Biblia habla de un hombre que ocupaba una posición prominente, pero que fue lo suficientemente humilde como para reconocer que necesitaba ayuda para comprender la profecía bíblica. Le prestó tal ayuda un miembro de la congregación cristiana. (Hech. 8:26-38; compárese esto con otras referencias a Felipe en Hechos 6:1-6; 8:5-17.)
Por supuesto, si alguien lee la Biblia pero no pone en práctica en su vida lo que la Biblia dice, eso le es de poco provecho. Si cree en ella y obra en armonía con ella,se asocia con los siervos de Dios en las reuniones regulares de congregación (Heb. 10:24, 25). También se une a ellos en compartir las “buenas nuevas” con otras personas. (1 Cor. 9:16; Mar. 13:10; Mat. 28:19, 20.)
¿Cómo puede alguien saber cuál religión es la verdadera?
1) ¿En qué se basan sus enseñanzas? ¿Provienen de Dios, o son mayormente de los hombres? (2 Tim. 3:16; Mar. 7:7.) Pregunte, por ejemplo: ¿Dónde en la Biblia se enseña que Dios sea una Trinidad? ¿Dónde dice que el alma humana sea inmortal?
2) Considere si está dando a conocer el nombre de Dios. Jesús dijo en oración a Dios: “He puesto tu nombre de manifiesto a los hombres que me diste del mundo” (Juan 17:6). Declaró: “Es a Jehová tu Dios que tienes que adorar, y es a él solo que tienes que rendir servicio sagrado” (Mat. 4:10). ¿Le ha enseñado a uno su religión que ‘es a Jehová a quien se tiene que adorar’? ¿Ha llegado uno a conocer a la Persona a quien se identifica con ese nombre —sus propósitos, sus actividades, sus cualidades— de modo que sienta que puede acercarse a él?
3) ¿Se está demostrando verdadera fe en Jesucristo? Esto envuelve comprensión y aprecio del valor del sacrificio de la vida humana de Jesús y de su puesto de Rey celestial hoy día (Juan 3:36; Sal. 2:6-8). Tal aprecio se muestra mediante obedecer a Jesús... participando personal y celosamente en la obra que él ha asignado a sus seguidores. La religión verdadera tiene tal fe acompañada por obras. (Sant. 2:26.)
4) ¿Es mayormente ritualista, un formalismo, o es un modo de vivir? Dios desaprueba enfáticamente la religión que es meramente un formalismo (Isa. 1:15-17). La religión verdadera sostiene las normas de la Biblia sobre la moralidad y el habla limpia, en vez de desplegar debilidad y dejarse llevar por las tendencias populares (1 Cor. 5:9-13; Efe. 5:3-5). Sus miembros manifiestan en su vida los frutos del espíritu de Dios (Gál. 5:22, 23). Así, los que se adhieren a la adoración verdadera pueden ser identificados por el esfuerzo sincero que hacen por poner en práctica en su vida las normas de la Biblia, no solo en sus lugares de reunión, sino en su vida familiar, en su empleo, en la escuela y en sus períodos de entretenimiento.
5) ¿Verdaderamente se aman unos a otros sus miembros? Jesús dijo: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos” (Juan 13:35). Dicho amor rebasa las fronteras raciales, sociales y nacionales y une a las personas en una verdadera hermandad. Este amor es tan fuerte que los distingue como verdaderamente diferentes. Cuando las naciones van a la guerra, ¿quiénes les tienen suficiente amor a sus hermanos cristianos de otros países como para negarse a empuñar las armas para matarlos? Esa clase de amor manifestaban los cristianos primitivos.
6) ¿Está en verdad separada del mundo? Jesús dijo que sus seguidores verdaderos ‘no serían parte del mundo’ (Juan 15:19). Para adorar a Dios de la manera que él aprueba es preciso mantenernos “sin mancha del mundo” (Sant. 1:27). ¿Se puede decir eso de las religiones en las que los clérigos y otros miembros se envuelven en la política, o cuya vida gira mayormente en torno a deseos materialistas y carnales? (1 Juan 2:15-17.)
7) ¿Son sus miembros testigos activos a favor del Reino de Dios? Jesús predijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mat. 24:14). ¿Qué religión está en realidad proclamando el Reino de Dios como la esperanza para la humanidad en lugar de estar animando a la gente a recurrir a gobernaciones humanas para resolver sus problemas? ¿Le ha equipado su religión para participar en esta actividad, y para hacerlo de casa en casa, como Jesús enseñó a sus apóstoles a hacerlo? (Mat. 10:7, 11-13; Hech. 5:42;20:20.)

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